jueves, 18 de agosto de 2011

LECTURA No. 3 PRIMER AÑO

Los historiadores, cerca del poder


Para los historiadores de la época, su vocación por la historia solía estar acompañada de diversas funciones sociales y en ellas su vínculo con algún poderoso caballero fue una constante. Nicolás Maquiavelo (1469-1527), trabajó como funcionario, destacó cuando se proclamó la República en Florencia (1498). Secretario de la segunda cancillería encargada de los Asuntos Exteriores y Guerra de la República, realizó importantes misiones diplomáticas ante el rey francés (1504, 1510-1511), la Santa Sede (1506) y el Emperador (1507-1508) Y tuvo ocasión de estudiar sus tácticas políticas, las de eclesiásticos y militares como César Borgia, que en aquella época trataba de extender sus posesiones en Italia central.


De 1503 a 1506 Maquiavelo reorganizó las defensas militares de la República de Florencia, reclutando vecinos para asegurar la defensa permanente y patriótica. En 1512, cuando los Medici, familia florentina, recuperaron el poder y la república se desintegró, Maquiavelo fue privado de su cargo y encarcelado durante un tiempo por presunta conspiración. Se retiró y escribió sus obras más importantes: El Príncipe (1513) y Discurso sobre la primera década de Tito Libio (1531), un comentario político e historiográfico, e Historias flor en tinas (1535).


La crítica 

El sentido crítico de los hombres del Renacimiento les puso en riesgo de ser calificados como herejes en Europa, pero su actitud de duda, acompañada de una libertad de pensamiento, les llevaba a plantear nuevas posibilidades de interpretación, así tomaron forma y energía los esfuerzos historiográfico de la época. De hecho, la crítica ha sido un rasgo esencial en la construcción de un relato histórico en toda la modernidad, un ejemplo de ello es la obra de Tomás Moro (1477/8 - 1535). Pero su crítica más conocida no es la de sus historias, sino la de su ensayo titulado Utopía, escrita en 1516, en ella ofrece una descripción minuciosa de lo que sería una sociedad ideal, contrastándola con aquella en la que vivía su autor. Él tenía ideas muy importantes como la necesidad de dar iguales oportunidades educativas a las mujeres o la de asegurar una educación 'Pública, por cierto que quienes lo canonizaron en 1935 y quienes le rinden culto anual como santo patrono, no necesariamente las comparten.

A dos años de Utopía, en 1518, Moro escribió su Historia del Rey Ricardo. 
Diecisiete años después moriría decapitado, al ser juzgado por corrupción y complicidad con una adivina, luego de oponerse -entre otras cosas- a la separación del Rey Enrique VIII de la primera de sus ocho esposas, Catalina de Aragón.

 Paradojas de la historia

Críticas surgían hacía las historias que conservaban elementos tradicionales, pero "los renacentistas" no siempre lograron un cambio radical; no obstante sí fueron acuñando nuevos elementos. Un caso se observa en la obra de lean Bodin, quien elaboró El método para la fácil comprensión de la historia (1566), su libro era:  extenso, detallado y despiadadamente metódico, Bodin afirma que la historia resulta esencial para educar a la sociedad sobre la forma correcta de conducir la guerra, los asuntos del Estado y el gobierno.

Su método precisa la manera de elegir lecturas históricas, cómo ir de lo universal a lo particular; ofrece una amplia lista de historiadores y una minuciosa guía para que el lector de textos históricos desconfiara de la información vertida por los autores.

Para Bodin, lo esencial no era el entendimiento de la historia humana por sí misma, sino comprender "el plan de Dios" a través de un método científico. Parece contradictorio en medio de la tendencia historiográficas hacia la secularización, pero la Historia de la Historia no ha seguido un camino progresivo hacia una meta final/ entonces el minucioso método de Bodin contribuyó al desarrollo de la investigación histórica, a pesar de su determinismo religioso.

Perfil de una concepción moderna de la historia

Numerosos historiadores gozaron de fama en las cortes, pero algunos trascendieron de forma tan excepcional que se han convertido en un referente para historiadores de la posteridad. Geanbattiste Vico, nacido el 25 de junio de 1668 en Nápoles, de origen humilde y padre librero, autodidacta, de amplísima cultura, llegó a ser preceptor de niños y jóvenes de la nobleza Afamado llegó a ser historiógrafo de la corte del rey Carlos III, y crearía una visión histórica secularizada, explícita y clara, en la que elaboró unos principios metodológi-=os sustentados en tres premisas:

- Algunos periodos históricos tienen características semejantes entre sÍ, aunq,,~ varíen en detalles.

- Hay un orden en los ciclos históricos. Uno es el que va de lo divino, al heroico y finalmente al humano.

- La historia no se repite, los ciclos históricos no son cerrados y son un ir y venir que forman una espiral creciente.

El propio John Arnold recuerda que esta no era ninguna idea nueva. por el contrario formaba parte de aquello que se empezaba a cuestionar en la historia.

Su obra está escrita con aforismos (sentencias) bajo el título: Principi d'una scienza nuova intomo alla natura delle nazioni (1744).25



Vico falleció en Nápoles el 23 de enero de 1744, pero los estudiosos y creadores de nuevas concepciones históricas han encontrado en él, retiradamente, una de las fuentes de inspiración más significativas y muchos lo han asumido como su punto de partida pues aunque religioso, pensó en una lógica humana de la historia con profunda reflexión y gran erudición, sus numerosos aforismos son conclusiones sistemáticas encriptadas. Irónicamente, sus precarias condiciones de vida le impidieron integrar obras extensas, pero las que concluyó muestran los alcances de historiador y filósofo.


Historia y crítica del presente

Un rasgo evidente en todas las historias hasta ahora recordadas es sin duda su relativa distancia con la visión providencialista, sus autores eran hombres que practicaban una religión, pero su preocupación se centró en los actos humanos, causados por la voluntad humana. Pietro Giannone nacido en Ischitella durante el año 1676, tras estudiar Derecho y ser forense, escribió una obra magnífica con esta concepción de la causalidad histórica. En 1723 concluyó su Historia civil del Reirw de Nápoles, en su explicación hizo a un lado toda intervención divina, las batallas y las versiones comunes; en ella los hechos humanos se suceden a partir de las acciones de los hombres. Esta concepción de "la causalidad histórica" es un rasgo común en la mayoría de los relatos históricos actuales, pero en aquella época significó una ruptura que enfrentó a los humanistas con las religiones dominantes, la escritura de la Autobiografía de Giannone da cuenta de la persecución que sufrió incluso dentro de la prisión.

Como numerosos humanistas, Gianonne secularizó su pensamiento histórico y también cuestionó con gran ímpetu los abusos de la Iglesia que asumía funciones de Estado. Con su lstoria y luego con su Trirregno (1724-1734), propuso la necesidad de retornar a la misión y pureza de la Iglesia primitiva. Por ello suele afirmarse que se anticipó a la confrontación del propio estado con la iglesia, aún con el precio del exilio, la persecución y la prisión.

2.- La memoria histórica popular

La concepción de la historia enseñada por los hombres religiosos, es sin duda, la que más se hacía circular desde los recintos religiosos y en las universidades europeas27. En ellas se ubicaba a la Teología como la ciencia; esta visión también se difundió por medio de escritos y sobre todo, con una amplia producción iconográfica en óleos, grabados, escultura y hasta arquitectura. Incluso en los templos y museos mexicanos podemos ver esos registros, plasmados en las series de pinturas que narran pasajes de la historia religiosa.

Cabe entonces, abrir un paréntesis para señalar que el "Renacimiento" fue un movimiento más bien urbano y minoritario que se difundió en tiempos muy diversos por el resto de Europa, sobre todo con la migración de los humanistas italianos que se fueron a radicar a lugares lejanos de su ciudad estado.28 Se ubica su fin de manera muy aproximada hacia el año 1600, y todavía se mantendría vigente a lo largo del siglo XVII, combinado con las ideas mecanicistas y racionalistas. El humanismo, filosofía central del Renacimiento, llegó a otros continentes como América, en ella se difundió con criterios variados.


Paralelamente, el resto de la humanidad mantuvo otras ideas. Existían varias historias alternas, una era la que guiaba el pensamiento de la mayor parte de la población rural y en los ámbitos populares de las urbes, formulada sin duda con ideas impregnadas de mitología y sesgos derivados de las religiones monoteístas. 

Para muestra de lo dicho, se sabe de Domenico Scandella (Menoccio), un molinero italiano del Friuli (Italia, siglo XVI), comparaba al universo con un queso del cual habrían brotado tanto dios como los hombres. Enlazaba su idea de la historia con la tristeza de los pobres y con los abusos de los poderosos (sobre todo los de los sacerdotes), en su perspectiva el destino depararía una vida sin injusticias. Su imagen que se enlazaba con los relatos populares de la Tierra de Jauja, donde se libraría al hombre común de la pesadumbre originada por los abusos de los señores.


Alejada de este escenario, los hombres de América entendían la historia humana como una continuidad de la formación sagrada del universo, así lo registraron en los pocos códices antiguos que se han conservado, y en las crónicas tomadas de sus relatos tradicionales. Para los pueblos de cultura nahua, el universo había atravesado cuatro etapas o soles, pero ya vivían en el quinto, iniciado con la formación del hombre a partir de la entrega del maíz hecha por Quetzalcóatl. De este origen sagrado, se desprenden las historias locales de cada población, regularmente entrejidas con la historia de los linajes de tlatoanimeh y de los pueblos30• Un ejemplo es la Historia Tolteca Chichimeca, en realidad, una historia del poblamiento de Cuauhtinchan, Puebla.

Estas historias se narraban usualmente de forma oral, en rituales y pláticas, pero tenían un soporte en el material iconográfico de códices, estelas, murales, teHdo~, esculturas o arquitectura. Su lector se guiaba en las imágenes e iba decodificando (leyendo) la información haciendo uso de su memoria y de su capacidad oratoria.

Esta tradición histórico-mítica que era la común en numerosos pueblos de Asia, África, Oceanía y América se quebró con la llegada del hombre europeo pues les sometió a su propia cultura y a su religión, iniciándose entonces una ucha intensa para preservar algo de las culturas locales. En lugares como las Antillas, la población nativa desapareció y no hubo más que defender, salvo porque los hombres traídos de África en calidad de esclavos (para los cultivos intensivos), llevaron sus propias tradiciones y las defendieron al grado en que hoy aun perviven varios elementos. Donde sobrevivieron los dueños originarios de las tierras, el proceso de implantación de la cultura occidental tuvo que adaptarse a las tradiciones locales (sincretismo), con sesgos humanistas y racionalistas.

Un caso muy interesante lo plantea Mircea Eliade al mostrar entre los procesos de desacrallzación del mundo, a los jardines en miniatura chinos que reproducen un universo con montaña, árbol, cielo, agua, tierra, y viento sagrados; ellos son confeccionados con un alto sentido estético porque esencialmente muestran su idea de perfección y sacralldad de la naturaleza. Pero en occidente, esas miniaturas fueron consideradas como un objeto comercial, atractivo por su calidad. Todavía hoy el pueblo chino sigue concediendo un gran valor a esa imagen del cosmos, su memoria se resiste a olvidar su antiguo sentido religioso, incluso ahora que está inmerso en la galopante industrialización de su economía.


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