Leer, resumir y hacer mapa conceptual
Los movimientos campesinos
En 1958, debido a las invasiones de tierra ocupó los titulares de los periodos en primera
plana, el sector campesino. Los campesinos manifestaron su descontento y
desesperación por el abandono de que era objeto el campo, ya que sólo se acordaban de
ellos cuando algún proceso electoral, requería de grandes cantidades de gente acarreada
que tan sólo por una torta y un refresco eran subidos en camiones de redilas para apoyar
a funcionarios. Invadieron terrenos privados de Sinaloa dos mil campesinos, en donde
existían muchos latifundios disfrazados, el ejercito sitió a los campesinos invasores a lo
que rehuyeron generando con ello una situación de tensión, la prensa hizo responsable
de esta situación de tensión al dirigente de la Unión General de Obreros y Campesinos de
México (UGOCM), Jacinto López, a quien señalaron como instigador. El Secretario de
Agricultura Gilberto Flores Muñoz, formó una comisión en Sinaloa, para estudiar el caso,
terminó entregando 4 mil 840 hectáreas a casi 500 familias, anunciándose que en poco
tiempo se entregarían 14 mil hectáreas más. Tiempo después los jornaleros agrícolas de
La Laguna, desempleados, organizaron invasiones-relámpago, es decir, permanecían
unos días y posteriormente se desplazaban a otros, el Secretario de Agricultura
nuevamente acudió al lugar, se le culpaba también a Jacinto López y a la UGOCEM, las
invasiones continuaron en los Estados de Sonora, Nayarit, Colima y Baja California, los
campesinos fueron desalojados por el ejercito en casi todas partes, arrestaron a Gregorio
Hernández de la UGOCEM, quien aseveró que las invasiones habían sido ordenadas por
López, quien es arrestado en julio de 1958 en Cananea, Sonora, encarcelándose con
otros cinco campesinos; a partir de esto se buscó alternativas para detener las invasiones
de tierras, con lo que el régimen de Ruiz Cortines, quien había olvidado la vieja tradición
de reparto de tierras50. Ante los problemas optó por confiscar el latifundio de Cananea,
que contaba con 500 mil hectáreas y que además pertenecían a la Cananea Cattle
Company, que la adquirió de la familia Green, se indemniza de manera jugosa a razón de
125 pesos por hectárea de inmediato y en forma efectiva. Los agricultores salen
beneficiados ya que las expropiaciones resultaban un negocio completo. El reparto se
lleva a cabo en ceremonia espectacular y con el acarreo de campesinos con lo que Ruiz
Cortines concluye su periodo mostrando sus bondades de “presidente agrarista”.
Los movimientos populares
El movimiento obrero en nuestro país tuvo limitaciones debido a la existencia de líderes
“charros” y “corruptos”, así como el hecho de que Fidel Velásquez, quien se había ganado
la confianza de empresarios y gobierno se religiese permanentemente en la Secretaría
General de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), previo aleccionamiento
de los trabajadores de la industria textil así como de todo tipo de maniobras y acciones de
abierto pistolerismo, que obligaba a muchos sindicatos a integrarse a esa gran central
obreros, aceptando inclusive los líderes que les eran asignados, dando lugar a que el
sistema obrero se convirtiera en un círculo concéntrico, un reflejo del sistema político
nacional.
Movimiento ferrocarrilero de 1958 a 1959
El movimiento ferrocarrilero de 1958, que tuvo una duración aproximada de 10 meses,
siendo uno de los más numerosos del país en esa etapa, fue uno de los más importantes
ya que tenía una afiliación de un poco más de 60 mil trabajadores. A partir de los años
40’s el gremio ferrocarrilero amenazaba con paros o huelgas lo que reflejaba una
intranquilidad que iría creciendo con el tiempo y que explota en ese año. En 1955 el
sindicato emplazó a huelga a la empresa del Ferrocarril Chihuahua Pacífico misma que
fue aplazada por las negociaciones con la empresa (tal como ya había hecho con otros
emplazamientos). El comité directivo del sindicato no apoyaba ese movimiento huelguista,
asimismo existían conflictos entre el sindicato y los concesionarios del Ferrocarril
Coahuila-Zacatecas, lo que motivo que el gerente Sr. Roberto Amorós declarara que la
agitación tenia que terminar y que se debía investigar a aquellos trabajadores que
estuvieran provocándolo, y consignarlos a la Procuraduría General de la República, las
huelgas nunca estallaron pero existía malestar relativamente generalizado en una buena
parte de los trabajadores. En las negociaciones del contrato colectivo de 1957, la empresa
trata de adelantarse ofreciendo nuevas prestaciones para todos los obreros del sistema
ferroviario entre las que se pueden destacar un incremento a los salarios así como una
retribución adicional a los jubilados, lo que no impidió ni la gestación ni el
desenvolvimiento del conflicto, mismo que es el más importante desde 1940 y hasta los
episodios de 1968. Aceleró el conflicto no de forma inmediata pero sí en un plazo de
cuatro años, fueron las devaluación de 1954 que como se anotaba estimuló el proceso
inflacionario y los escasos logros salariales que este sindicato en comparación con otros
sindicatos como son el electricista o petrolero de igual importancia, pudo obtener en
materia salarial.
La petición era el alza de salarios misma que se inicio en mayo del 58, la solicitud es de
un incremento de $350 mensuales por trabajador, lo que los dirigentes sindicales
consideraron exagerado y propusieron que fuera del orden de $200 mensuales, a lo que
el delegado de la gran comisión Vallejo, mismo que se convertiría en principal líder del
movimiento, manifestó que no era lo aceptado por todos los trabajadores, la moción fue
apoyada dando inicio a los paros escalonados efectuados todos con gran sincronización y
si bien la petición se redujo a $250.00 la coherencia que adquirió el movimiento fue tal
que la mesa directiva anterior fue removida, quedando electo Demetrio Vallejo como
secretario general del sindicato en agosto del 58’. Se dio cumplimiento a sus demandas y
la mesa directiva continúo presionando por mayores reivindicaciones. Durante la
presidencia de Adolfo López Mateos (1º. De diciembre de 1958) el sindicato propuso
revisar las tarifas de los ferrocarriles y eliminar toda canonjía en materia de tarifas y
reestructuración de la empresa hasta hacerla una entidad rentable. Se buscaba que la
base trabajadora tuviera acceso a la toma de decisiones, factor que influyó para que se
detuviera el movimiento grandemente para que se detuviera el movimiento que a esas
alturas era ya insostenible para el estado, en términos de su incapacidad para absorber
las múltiples demandas que provenían del sindicato y las que podían extenderse a otros,
amenazando con ello la estabilidad del sistema. Debido a esto se decide reprimir el
movimiento ferrocarrilero, su liderazgo y las bases que lo apoyaban no se hizo espera, a
finales de 1959 se aniquiló el movimiento encarcelando a sus líderes, despidiendo a
varios miles de trabajadores con el fin de “reestablecer el orden”.
Por otra parte la represión del movimiento junto con la eliminación de grupos sindicales
activos enclavados en los gremios de petróleos, teléfonos, maestros, telegrafistas de
1958-59, permitieron volver a un clima de falsa “tranquilidad”, donde la demanda y la
protesta obrera estaban ausentes, con el fin de garantizar este clima, ya que grupos
políticamente activos no se destituyen por “decreto”, el gobierno de López Mateos
consideró aquellos sindicatos “disidentes”. Ésta es la principal razón para la formación de
la Central Nacional de Trabajadores (CNT) en diciembre de 1960, en su origen estuvo
compuesta por el Sindicato Mexicano de Electricistas, la CROC, la FROC, el Sindicato de
Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (STERM, que se convertiría
posteriormente en un sindicato combativo cuya bandera fue la democracia sindical a fines
de los años 60 e inicios de los 70’s, la Federación de Obreros Revolucionarios y la Unión
Linotipográfica de la República Mexicana. Su principio era la independencia del
movimiento obrero, aunque esto no implicaba estar en contra del Estado. En el acto
inaugural estuvieron 25 mil trabajadores y en su constitución se menciona una afiliación
de 375 mil trabajadores, esta nueve confederación se encuentra en oposición al bloque de
unidad obrera (BUO) que para fines de los 50’s declaraba tener una afiliación cercana al
millón y medio de trabajadores, la temporalidad de esta Centra fue efímera ya que para
1966 desaparece, junto con el BUO para dar paso a un nuevo intento de unificación del
movimiento obrero organizado, el llamado Congreso del Trabajo (CT) y que prevalece
actualmente.
La tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) nunca es menor del 6% durante
los años 60’s, y esto se debe a que durante la mayor parte de este periodo prácticamente
no hubo protestas obreras, aunque sí de otros sectores , el de los médicos y los
estudiantiles.
Los movimientos estudiantiles
El movimiento estudiantil universitario cuya expresión culmina con los acontecimientos de
1968, que llevará a la matanza de la plaza de las tres culturas, pero que inicia su
gestación a partir de 1960, en que se da la lucha de los estudiantes guerrerenses por la
autonomía y que culmina con la masacre y la caída del gobierno de Raúl Caballero
Aburto. En 1961 loe estudiantes de la capital se lanza a la calle en apoyo de la
Revolución cubana y protestando por la invasión de Bahía de Cochinos, la última de las
manifestaciones que realizaron es salvajemente reprimida. En 1962 los estudiantes de la
Universidad de Puebla, inician el movimiento de Reforma Universitaria enfrentando la
oposición violenta de los fascistas locales. Para 1963 se da un violento conflicto en la
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, cuyo desenlace fue el derrocamiento
del rector de izquierda, Dr. Elí de Gortari. En 1964 nuevamente los estudiantes poblanos
se enfrentan y derrocan con el apoyo de amplios sectores populares, al gobernador del
Estado, general Nava Castillo. En junio de 1965, los granaderos reprimen brutalmente
una gran manifestación que realizaban los estudiantes capitalinos en apoyo del pueblo de
Vietnam. En 1965 estalla el movimiento médico apoyado por los estudiantes de las
escuelas de Medicina, Ciencias, Economía y Políticas, que tal como se señala fue
también reprimido. Para 1966 los estudiantes de la Universidad de Sinaloa conquistan su
Autonomía, y también los estudiantes de Durango se lanzan a la lucha, intentando
rescatar el Cerro del Mercado de la explotación irracional de la que estaba siendo objeto.
Asimismo, en ese año el asesinato de un estudiante en la Universidad Nicolaita de
Michoacán generó un movimiento estudiantil local, que demandaba la renuncia del
gobernador Agustín Arriaga Rivera, este movimiento amenazó con tomar grandes
proporciones cuando el Estado decidió tomar las medidas “pertinentes” como fue el que el
ejercito ocupara los locales de la Universidad.
En 1967, los estudiantes de la Universidad de Sonora se lanzan a huelga en
demandas de reformas estructurales para su Institución y encuentran una férrea oposición
de parte del rector de la misma, que recibió el apoyo director de la burguesía local; el
conflicto quedó resuelto con la utilización de la policía y del cuerpo paramilitar llamado “la
ola verde”, finalmente el ejercito ocupa la Universidad. En ese mismo año, se llevó a cabo
la más importante lucha estudiantil del periodo, tanto por sus proporciones cuantitativas
como por su carácter nacional, el movimiento estudiantil de solidaridad con los alumnos
de la Escuela de Agricultura “Hermanos Escobar” de Ciudad Juárez, Chihuahua. La
reivindicación fundamental era que esa escuela privada fuera incorporada al Estado, el
combate de los estudiantes en Ciudad Juárez desencadenó un gran movimiento de
solidaridad en todo el país, estallaron huelgas de apoyo en todas las escuelas de
agricultura, incluyendo la Nacional (Chapingo), y en muchos otos centros escolares, al
punto que en un momento dado existieron 70 000 huelguistas en todo el país, la
incorporación del Instituto Politécnico Nacional a este movimiento fue la sorpresa, ya que
éste resurgía después de 11 años de marginación y resurgía barriendo con los líderes
charros de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), que con ello sufrió un
golpe definitivo, este movimiento concluye con la creación de una nueva escuela de
agricultura dependiente de la Universidad Autónoma de Chihuahua. En este mismo año,
los estudiantes de izquierda de la Universidad Autónoma de Guerrero, se lanzan a una
huelga exigiendo el cese a la persecución de que eran objeto los estudiantes y profesores
progresistas y el respeto a la Ley Orgánica, la culminación de este movimiento es la
expulsión de toda la izquierda de la Universidad.
Las luchas estudiantiles que se dieron en México previas al 68, la gran mayoría fueron
reprimidas, el estado daba a las movilizaciones de los sectores medios urbanos, el mismo
trato, la misma respuesta que a los obreros y campesinos: la represión.
Todos los estudiantes capitalinos apoyaron los movimientos de maestros (1960) y de
apoyo a la resistencia vietnamita (1965-1967). En la UNAM, en un movimiento interno, se
organizó el primer Consejo Estudiantil (1966), que organizó el rechazo de un
nombramiento rutinariamente antidemocrático y la creación de una carrera policíaca, así
como la exigencia del pase de un nivel de estudios ya aprobado al siguiente sin examen
selectivo, tal como ya se hizo mención anteriormente.
Algunas de estas movilizaciones se originaron en reivindicaciones académicas; otras, en
problemas institucionales, sociales o políticos de otra índole. En mayor o menor medida,
el papel de la policía preventiva en la represión violenta, y de la prensa, la radio y la
televisión en la estigmatización de los movilizados y sus ideas, fueron una de las
constantes de la relación impuesta por el gobierno.
Coincide con este movimiento el magisterial dirigido por Otón Salazar, ya que
presionan a las autoridades educativas al tomar las instalaciones de la Secretaría de
Educación buscando que se satisfagan sus demandas sindicales.
Dada la efervescencia ideológica del momento se suscita un movimiento más violento que
es el del sector ferrocarrilero en protesta por las elecciones sindicales encabezado por
Demetrio Vallejo, que no se limita a la capital, sino que se extiende a varios lugares del
país, interviniendo otro elementos como Valentín Campa, encarcelándose a ambos y sus
seguidores, culminando el conflicto en 1959.
En el periodo del Presidente Gustavo Díaz Ordaz se suscita una serie de movimientos
sociales como es el de los médicos en los principales centros hospitalarios de la capital y
uno de los conflictos estudiantiles en 1966 en la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), que finaliza con la renuncia del rector. Continúa la expresión estudiantil
que busca los espacios políticos que permitan la construcción de un México más
democrático y más justo, convirtiéndose el movimiento del 2 de octubre de 1968 con los
funestos sucesos de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, la expresión del
descontento social de los jóvenes y de la sociedad civil, que llevó a cambios en el modo
de hacer política del gobierno de esa etapa y a la participación de la sociedad civil, en
1968, había alcanzado su apogeo la política de “desarrollo estabilizador”, encaminada a
acelerar la industrialización y a elevar las tasas de crecimiento económico. Hacía tiempo
que el gasto público favorecía las ganancias privadas y que se habían reducido las
inversiones estatales en el campo y las destinadas al llamado bienestar social. Los
salarios sufrían una fuerte contracción, el crecimiento agrícola casi se había detenido, el
pago por los productos del campo era muy bajo y la migración hacia los centros urbanos
se agudizaba. La dirección dada al desarrollo industrial impedía la absorción de fuerza de
trabajo excedente, y la redistribución adecuada del ingreso.
Para mantener así un crecimiento económico, el control social había llevado a sus límites
la tensión política. Los ciudadanos, corporativizados, no tenían posibilidades de expresión
y organización independientes del poder. La oposición y la prensa también enfrentaban la
constante reducción de espacios de expresión libre, y todos los movimientos socialesobreros
y campesinos, de maestros y profesionistas- eran reprimidos con sorprendente
intensidad. Señoreaba las relaciones políticas una legislación penal aprobada durante la II
Guerra, no abrogada con la paz, y sólo aplicada para detener cualquier cuestionamiento.
Acusados de disolución social o de otros delitos semejantes (asociación delictuosa,
incitación a la rebelión), los presos políticos llenaban las cárceles del país.
Los estudiantes universitarios, por su parte, habían participado en movimientos
combatidos también con la violencia oficial, en Chilpancingo (1960, 1967), Puebla (1962,
1964), Morelia (1963,1966), Culiacán y Durango (1966), Hermosillo, Ciudad Juárez y
Chapingo (1967).
Sin embargo, ninguna de esas movilizaciones –universitarias o no- dejó de ser sectorial,
restringida a su propio ámbito; ninguna consiguió que en sus exigencias, postulados,
estrategias o acciones se reconociera el conjunto de la ciudadanía que cultivaba su
rebeldía abiertamente o en silencio. Hubo que esperar a 1968. El movimiento estudiantil
expresaría y aglutinaría entonces fuerzas dispersas.
Su único postulado fue la libertad democrática de expresión, organización y lucha política,
sintetizado en un pliego de seis peticiones. Éstas podían parecer coyunturales y
puntuales, pero en el fondo entrañaban el cuestionamiento del sistema político y del
régimen que lo mantenía en marcha. El poder del Estado no podía emprender una
discusión al respecto (menos aún pública, como los universitarios exigía que lo fuera),
excepto si aceptaba revelar y condenar el autoritarismo que constituía la estructura básica
de su relación con la ciudadanía.
Las seis reivindicaciones que el gobierno no deseaba ni mencionar, eran:
1.- Liberación de presos políticos
2.- Derogación en el Código Penal del delito de disolución social
3.- Destitución de los jefes policiacos que dirigieron la represión contra los estudiantes y
sus instituciones
4.- Desaparición del cuerpo de granaderos que la llevó a cabo y se convirtió en su
símbolo
5.- Deslinde de responsabilidades por la represión y el vandalismo policiaco y castrense
6.- Indemnización a los heridos y a los deudos de los muertos y desaparecidos en la
represión.
Los gobernantes de entonces consideraron sin duda que sólo analizar esas peticiones
retrataría la verdadera dimensión de su despotismo y pondría abiertamente en duda una
legitimidad de por sí poco evidente. Nada más explica que el Presidente haya llegado a
proclamar el derecho del gobierno a defenderse de los ciudadanos. Así, imposibilitado
para superar su incapacidad de entablar cualquier confrontación mínimamente
democrática, el gobierno ahogó ese movimiento en sangre y persecuciones.
La forma en que surgieron y se expandieron los cuestionamientos formulados en el
movimiento de 1968, permitió que éste configurara una inusitada movilización de
identidades sociales. Se concentró y se adoptó el nombre adecuado para designar
situaciones hasta entonces vaga o insuficientemente definidas. El conjunto de sus
acciones, pese al enfrentamiento cotidiano con el golpe y la muerte, permitió a los
movilizados ocupar de manera poco usual por su amplitud y su profundidad, espacios
sociales hasta entonces reservados a los rituales del poder y de la reproducción de las
hegemonías.
La denuncia estudiantil siempre incluyó propuestas para la negociación y la apertura de
salidas, pero éstas no podían ser decorosas para una autoridad acostumbrada a ser
obedecida ciegamente, que prefirió la ira y la sordera como final de un sexenio
presidencial y principio de otro.
Posteriormente, con un estilo "muy propio" de gobernar acorde al auge petrolero y a la
reinstauración del “Estado de bienestar”, algunas exigencias del movimiento universitario
fueron discreta, fragmentaria y gradualmente interpretadas y adoptadas por el poder. El
régimen no transformó su esencia, pero a partir de planteos originalmente formulados en
el movimiento, o que en las instituciones universitarias habían alcanzado mayor
resonancia, y ante las posibilidades de estallidos sociales aún mayores, optó por reducir
tensiones, satisfacer parcialmente algunos reclamos y permitir el crecimiento y expansión
de las universidades. Así reprodujo su legitimidad de manera suficiente en los ámbitos del
trabajo intelectual.
Lo consiguió en parte –no sin otra masacre en 1971-, gracias a la llamada apertura (en
que la oposición de izquierda conquistó la posibilidad de hacer política con menos riesgos
de represión); a una liberalización de la actividad intelectual y artística. ( con la que se
logró que circularan libremente las ideas, se multiplicaran publicaciones que antes
hubieran sido censuradas y prohibidas, la prensa ampliara sus márgenes de expresión y
opinión, el arte oficial fuera sometido a críticas creativas y dejara de predominar, varias
formas de marxismo quedaran incorporadas a la enseñanza oficial, etcétera); a la
ampliación de los espacios para los jóvenes (entre ellos los universitarios, con la llamada
masificación), y a la relativa democratización del sistema electoral (suavizando el
despotismo contra el que habían luchado los estudiantes).
En otras universidades del país y en algunas facultades y escuelas capitalinas se
democratizó el régimen interno de gobierno cuando grupos y alianzas de la más variada
gama de las izquierdas comenzaron a participar en la dirección institucional. Al aceptar
como propia la responsabilidad de administrar y modernizar algunas instituciones
adormiladas por la indiferencia del poder, por primera vez esta oposición pudo confrontar
en la práctica su propia cultura política con la de las fuerzas que en ese tiempo tuvo que
combatir.
La gran expresión universitaria y social logra un lugar en el México de esta etapa, es así
como el movimiento del 68 se convierte en un parteaguas de la economía y que daría pie
a posteriores movimientos como el de 1971 en Puebla con la toma por parte del ejercito
del Edifico Carolino y posteriormente en 1973. Siendo nuevamente estilo del Estado
reprimir ambos movimientos y haciendo presión sobre las Universidades que hasta esa
fecha eran las más representativas: Guerrero, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, entre otras.
El proyecto de “desarrollo estabilizador” fue acompañado de un modelo de dominación
que cada vez fue acentuando más los rasgos autoritarios del Estado mexicano, es claro
que durante todo este periodo, represión, CTM y CNC mantuvieron bajo un rígido control
al movimiento obrero y campesino, pero es obvio que para 1968, estaban dadas las
condiciones y hacer notar que al no encontrarse estabilidad en el país dado los
numerosos conflictos en el medio estudiantil, entre sectores medios e incluso entre la
clase obrera, daría pie a que el conflicto que iniciaría cuatro meses después y que
culminó con la matanza de Tlatelolco, impidiera que los trabajos culminaran en un nuevo
plan, esta vez para todos los niveles, que se habría puesto en práctica a partir de 1970.
movimientos indígenas
movimientos de género