miércoles, 18 de enero de 2012

LECTURA No. 13 TERCER AÑO

El papel de la inversión extranjera
.

El éxito del modelo de acumulación desde los años cincuenta, dependió de

recursos financieros externos y de la incorporación y diversificación de tecnologías

introducidas por las corporaciones trasnacionales En el periodo previo, la inversión

extranjera no jugó un papel relevante en el proceso de industrialización, aunque si tenía

una presencia digna de tomarse en cuenta en el sector de los servicios como el comercio

y los bancos. En la industria en el periodo posterior a la revolución, se hablaba mas bien

de impulsar “una industria nacional” que en fomentar la presencia de capitales externos.

La legislación mexicana no permitía la inversión extranjera directa en industrias

“estratégicas” como son: petróleo, petroquímica, electricidad, y en las básicas o semibásicas

como: minería, fertilizantes. Por otra parte tenía que competir en términos

similares con el capital doméstico.

Sin embargo, uno de los elementos que sin duda explican el llamado “milagro

mexicano de los años 1955-1970 lo constituye la introducción de inversión extranjera

directa en sectores dinámicos, que contribuyeron a elevar la producción del sector y la

incorporación de tecnologías avanzadas en la manufactura nacional. Aunque a costa de

la formación de otros problemas como lo es la dependencia científica y tecnológica, ya

que la inversión extranjera basa sus procesos productivos en la utilización de tecnología

moderna, pero con la salvedad de que no se produce en el país, sino que se adquieren en

el extranjero, contribuyendo de ésta manera las empresas transnacionales a elevar el

coeficiente de importaciones y el déficit comercial del pais.

III.3 Los Modelos de Desarrollo

Objetivo de Aprendizaje:
Comprender la lógica de los modelo de desarrollo implementados en México a

partir de su relación intersectorial, los desequilibrios macroeconómicos que ha generado y el agotamiento

de estos, para comprender la dinámica de las crisis económicas y financieras recientes, que justificaron la

adopción del modelo neoliberal actual.

La política cambiaria y financiera implementada en nuestro país en los últimos años ¿ha generado

estabilidad macroeconómica? ¿Por qué?

Metodología de aprendizaje:

1. De la lectura Modelos de Desarrollo da ejemplos de lo positivo y negativo para comparar los avances y

retrocesos de la política económica proteccionista implementada durante el modelo ISI

2. El maestro elaborará un cuadro en el pizarrón, con las propuestas de los alumnos.

3. El maestro concluirá el tema haciendo un análisis de esa política.

167

Actividad extra-clase
:

Lee el artículo III.3
Modelos de Desarrollo y subraya los conceptos nuevos, o que no comprendas y

usando el diccionario haz un breve glosario o diccionario de los mismos. No olvides anotar tus dudas y

agregarlas a tu glosario.

Son muchos los estudios que coinciden en que durante el siglo XX, en México se

sucedieron 3 modelos de acumulación, a) El modelo primario – exportador, al que la gran

crisis de 1929 -1933 hace desaparecer; b) El modelo de sustitución de importaciones que

tiene vigencia hasta la crisis financiera de 1982 y que tiene como culminación la adopción

de las medidas de ajuste económico diseñadas por el FMI y c) el modelo neoliberal.

III.3.1 El modelo de sustitución de importaciones (ISI)

Las fases del modelo de sustitución de importaciones.

Diversos autores (Guillén, 1984; Rivera, 1986 ) han enfatizado en que el proceso de

industrialización por sustitución de importaciones ( I.S.I. ) siguió en su desarrollo por

varias fases, coinciden en especial en tres:

a) La fase I o de uso intensivo de la fuerza de trabajo, periodo que va de 1940 a 1950

aproximadamente, caracterizado por el surtimiento de una industria nacional, la industria

se orientó a la producción de bienes de fabricación sencilla que requerían de un

ingrediente mínimo de tecnología de maquinaria

b) La fase II o de uso intensivo de capital, periodo que va de 1950 hasta 1970

aproximadamente, se caracterizó por una renovada presencia de la inversión extranjera

directa a través de empresas transnacionales y por la elaboración de productos más

elaborados preferentemente bienes de consumo duradero, que iban preferentemente

dirigidos a un mercado nacional protegido y para consumidores que se ubicaban en la

escala de altos ingresos.

c) La industrialización por sustitución de importaciones habría de continuar hasta llegar a

la fase III en donde se habrían de sustituir ahora las importaciones de los bienes de

capital. Esta última fase por distintas razones no se consolidó. Aunque hay estudios que

dicen que al menos en el periodo de los 70 sí hubo intentos por avanzar en ella, sin

embargo diversos autores señalan que por esta razón, la industrialización nacional tiene

un carácter “trunco” o incompleto.

Ahora bien, el proceso de industrialización por sustitución de importaciones presentaba

desde su origen un carácter auto limitativo en su desarrollo y esto debido a que, por un

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lado, las insuficiencias técnicas de este obligaron a comprar medios de producción del

exterior, lo que a su vez determinaría posteriormente un elemento clave para explicar los

desequilibrios de la balanza de pagos y, por otro lado, la insuficiencia del mercado

nacional -dado el carácter de la industrialización, que contribuyó a concentrar aun más el

ingreso- oriento la producción hacia las ramas de bienes de consumo de las clases de

ingresos más altos.

La mayoría de autores coinciden en que la crisis del modelo se presentó cuando

chocaron la capacidad interna de la producción con la estrecha demanda interna. De

esta manera estas insuficiencias de la planta productiva nacional contribuyeron al

agotamiento del modelo de sustitución de importaciones.

Al respecto Boltvinik y Hernández Laos (2000) al analizar las causas de la crisis y el

estancamiento productivo del país que se presentó desde los años setenta, mencionan

cómo dicho agotamiento se presenta en 3 rasgos fundamentales:

Depende de la capacidad de importación generada por otros sectores de la

economía, ya que el modelo no incluye la exportación de manufacturas;

A medida que se avanza en la sustitución de importaciones, se va reduciendo

el arco de posibilidades lógicas del propio modelo, es decir éste tiende a

agotarse y,

El paso de la sustitución de bienes de consumo no duraderos a la de bienes de

consumo duraderos y posteriormente a la de bienes de capital resulta cada vez

más difícil. Esto se debe a la creciente complejidad tecnológica de los procesos

implicados, a las dificultades en el financiamiento derivadas del aumento de la

masa de capital necesaria por planta y al incremento de la magnitud mínima de

los mercados que dificulta operar eficientemente en las tecnologías existentes.

De manera que el modelo I. S. I. quedó, por así decirlo, atrapado en las limitaciones de

su propia estructura, que le impidieron sostener el proceso de sustitución de

importaciones en ramas más determinantes para sostener el ritmo de acumulación

industrial, en especial en producir bienes de consumo durable y de capital.(Boltvinik 2000:

459-468)

III.3.2 Las crisis de los años 1970´s

La caída de la producción de los años setenta y la inflación.

A partir de 1970, el modelo de desarrollo de “industrialización por sustitución de

importaciones” comenzó a enfrentarse a grandes obstáculos, siendo el más importante de

éstos, las dificultades de la actividad económica para crecer nuevamente a tasas

aceptables..

La caída en la tasa de crecimiento en ese momento, estuvo estrechamente vinculada al

estancamiento de la inversión, en particular de la inversión privada. A su vez, dicho

comportamiento de la inversión es producto de la otras perturbaciones o desequilibrios

que se habían ido gestando años atrás.

Es importante señalar cómo en un ambiente de desaceleración económica, la tasa de

ganancia del sector industrial comenzó a decaer, probablemente motivada por los

desordenes económicos nacionales que se dieron a partir de 1971, pero también como

consecuencia de la crisis internacional.

El periodo de 1971-1976 se caracterizó por una moderación del crecimiento y una

aceleración de la inflación, la tasa de crecimiento de la economía fue del 5% promedio

anual y la inflación se aceleró para llegar a una media anual de 14.2%, influyendo

negativamente en el comportamiento de otras variables macroeconómicas con lo que, a

mediados de la década de los setenta la crisis se había precipitado.

Cuadro 3.3

Tasa de crecimiento del índice nacional de precios al consumidor (inflación)

1971 - 1977

1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977

4.5 5.6 12.4 24.0 16.7 22.2 32.3

Fuente: González, 1979: 49

Hay que destacar también, que en estos años la inversión privada sufrió una baja

sensible, que presentó una tasa de crecimiento en el periodo de solamente 3.2 %, en

contraste con el 11.5% en 1940-1954. Cabe señalar que las tendencias recesivas

hubieran sido aún mayores si la inversión pública no hubiera mantenido su dinámica.

Por otro lado, la insuficiencia de la inversión pública en el campo, el desarrollo insuficiente

de las comunicaciones y transporte, obstruyó los procesos productivos agropecuarios, lo

cual aunado a las presiones inflacionarias de la economía nacional, elevaron los costos

en el sector y finalmente se dispararon los precios agropecuarios.

A partir de este momento el campo dejó de apoyar y transferir valor al sector industrial.

170

Dados los problemas económicos que disminuían la inversión privada, el Estado fue

forzado a una intervención económica mayor. El aumento, aunque modesto del PIB y las

utilidades que se dio en esos años, no se tradujo en un aumento de la inversión privada

que continuó descendiendo, más bien el crecimiento del PIB debe interpretarse como un

resultado del fuerte incremento de la inversión pública, de los gastos públicos que se

elevaron en este periodo.

El déficit del sector público (la diferencia de los ingresos del gobierno menos sus gastos)

aumenta de manera constante durante el período analizado; Esto es, la acción del

estado, permitió que las tendencias recesivas que se empezaban a manifestar a inicios de

la década de los setenta, no fueran tan pronunciadas, ya que gracias a la política

expansiva del Estado, en especial los altos niveles de gasto público, permitieron un

crecimiento económico moderado.

Durante los años setenta, la economía nacional presenta síntomas evidentes de una

desaceleración en la producción de bienes y servicios, pero también del agravamiento de

desequilibrios en el ámbito macroeconómico, lo que para muchos autores implicaba una

crisis de todo el modelo de desarrollo “por sustitución de importaciones” que funcionaba

hasta 1970 y que en ese momento comenzó a enfrentarse a importantes obstáculos.

Los desequilibrios macroeconómicos.

Es necesario detenerse para puntualizar un conjunto de problemas que enfrentaba el

modelo y que abarcan tanto lo que se ha llamado desequilibrios sectoriales como los

desequilibrios macroeconómicos.

Es necesario enfatizar que en la estructura industrial mexicana se habían gestado varios

elementos que limitaban su proceso, especialmente los siguientes:

El capitalista local estaba obligado a utilizar la técnica más intensiva en capital, es decir, a

introducir una capacidad creciente de producción aunque esta redujera su tasa de

beneficio aunque este hecho volvía más vulnerables a los capitalistas mexicanos, quienes

se convertían en blanco fácil para los capitalistas norteamericanos. La industria en México

operó a altos costos; durante los años setenta nos encontramos ante una disminución de

la tasa de crecimiento de la inversión privada y el consecuente deterioro de la planta

instalada con los efectos adversos que ello produjo en una productividad del trabajo que

aumentaba muy lentamente a tasas muy inferiores a las de la década anterior.

Con el proteccionismo en México, la industria se volvió
oligopólica, lo que le permite la

posibilidad de manipular precios a fin de intentar conservar un margen dado de ganancia

en plazos prolongados, de modo que las múltiples presiones en los costos, combinadas

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con una política que buscaba a todo trance el mantenimiento de la rentabilidad, no podían

sino traducirse en un acelerado incremento de los precios de los productos industriales.

A finales de la década 1960-1970 el sector agropecuario entró en una severa crisis. Se ha

señalado a la política de precios agrícolas del Estado como una de las causas de la

decadencia de este sector, esto es, el gobierno utilizó una política de contención de los

precios agrícolas, denominados como “precios de garantía”, siendo un precio “máximo” a

ciertos productos –especialmente alimentos-, que siempre eran muy bajos, los que

impedían al sector competir internamente por la vía de los precios, no le permitía

mayores incentivos al sector para elevar su productividad, y significó una transferencia de

valor de la agricultura a otros sectores, lo que hizo que el sector agrario se estancara en

relación con el desarrollo de los otros sectores.

Sin embargo, las relaciones entre el sector campesino y el resto de la economía no

pueden ser resumidas únicamente en la política de precios; hay que considerar otros

mecanismos de transferencias del agro a la industria, como fueron los siguientes: la caída

de la inversión pública en el sector agrícola, la transferencia de las divisas obtenidas por

el sector agrícola hacia el sector industrial y la caída misma de las exportaciones

agropecuarias.

Otros elementos que influyeron en la ruina del campo fueron los acaparadores o
“coyotes”

que se beneficiaron de gran parte de las utilidades del sector agrícola, al comercializar los

productos que podían vender directamente los campesinos, el monocultivo, la erosión de

la tierra, la absorción de las tierras fértiles por el crecimiento urbano, el abandono del

campo por sus habitantes que emigraron a Estados Unidos y otras tantas “
plagas” más

que terminaron por deteriorar al campo mexicano.

De manera que el comportamiento dinámico que tuvo en las décadas anteriores

conllevaron a que la crisis agrícola afectara la trayectoria de la economía en su conjunto,

hay consenso en considerar a la crisis agrícola como un elemento importante de la crisis

general del capitalismo mexicano de los setenta.

La desigual distribución del ingreso

En la década de los años sesenta se registra un crecimiento de la economía rápido y

sostenido, una tasa de inflación notablemente baja y el mantenimiento de la estabilidad

cambiaria. Todo lo cual favoreció la formación del capital y del ahorro, aunque también

generó una mayor concentración de la riqueza en los sectores sociales de altos ingresos y

una depauperización de los de menor ingreso. El crecimiento de los salarios reales

durante los setenta, no fue capaz de modificar sustancialmente el reparto de la riqueza y

172

mejorar la participación de los trabajadores en éste. Lo que propició en todo caso fue una

mayor estratificación de los ingresos de los asalariados urbanos, lo cual, unido a la cada

vez mayor pobreza campesina y la migración campo-ciudad propició, la aparición de

cinturones de pobreza alrededor de los centros industriales.

El déficit presupuestal

Como se vio en el apartado anterior la política económica usada por el Estado durante el

proceso de industrialización utilizo la
política fiscal expansiva como el elemento central

que permitía estimular el desarrollo económico del país.

Por lo que toca a los ingresos corrientes del sector público, se puede decir que la política

fiscal del país descansó en una estructura tributaria regresiva, que se puede entender de

la siguiente manera: No se caracterizó por cobrarle altos impuestos a los grandes

empresarios, de acuerdo a sus ingresos, por el contrario, pagaban bajos impuestos, el

Estado les otorgaba subsidios para estimularlos, situación que obligó a captar recursos

en menor proporción a los gastos públicos.

Una salida al problema de las finanzas públicas era implementar una reforma fiscal, que

en términos generales consistiría en elevar los impuestos, sin embargo dentro de la lógica

de los empresarios, su realización habría tenido graves implicaciones políticas, con lo que

el gobierno se habría ganado el rechazo de los patrones, lo que habría contribuido a que

la inversión privada se redujera aún más.

El Estado mexicano no tuvo la voluntad política para llevar a cabo dicha reforma y mejor

optó por un gasto público deficitario, no quiso incrementar sus ingresos durante este

período, debido a que aparte de que los impuestos eran bajos, los precios de los bienes y

servicios que vendía eran también muy baratos Como resultado directo de sostener una

política de gasto público expansionista y de la incapacidad para realizar una reforma

fiscal, la situación financiera del gobierno se degradó fuertemente entre 1971 y 1976.La

fuerte expansión del gasto público (24.6 %), combinada con el insuficiente crecimiento de

los ingresos, casi duplicaron el crecimiento del déficit, que se elevó a 97.7% en 1972, con

lo que ya en esos años se hablaba ya de una crisis fiscal, que el gobierno tuvo que

resolver pidiendo prestado, es decir contratando
deuda pública.

El desequilibrio externo

Durante todo el periodo del desarrollo estabilizador, el monto total de las importaciones

fue mayor al monto total de las exportaciones por lo que existía un déficit de la balanza de

pagos, que sin embargo, no llegaba a niveles de preocupación ya que se financiaba con

las entradas de capitales extranjeros, en la forma de inversión extranjera y, sobre todo,

con los créditos del exterior.

Esta situación tendía a desequilibrarse a medida que había que enviar al extranjero los

beneficios de la inversión extranjera y los pagos a cuenta de intereses de los créditos, que

a la postre comenzaron a pesar muy fuertemente sobre la balanza de pagos. A partir de

1972 la caída del dinamismo de la economía se tradujo en presiones crecientes sobre la

balanza de pagos
, el déficit comercial aumentó.

Los viejos problemas estructurales en México, como la incapacidad del sector agrícola

para crecer a la misma tasa del crecimiento de la economía, impidieron un aumento de las

exportaciones a un nivel comparable al aumento de las importaciones. La consecuencia

de esto fue un aumento del
déficit comercial. Desde el ángulo de las fuentes de divisas

el superávit agropecuario que había sido la fuente de divisas con que se financiaban las

importaciones en México se pierde, al perder el país su autosuficiencia alimentaria;

iniciándose las grandes importaciones de productos agropecuarios.

La fuerte inflación que conocía la economía mexicana a partir de 1973 aumentó el

diferencial de precios con los EU, país que tradicionalmente ha sido el principal socio

comercial de México, este hecho tuvo graves consecuencias: Por un lado abarató las

importaciones y encareció las exportaciones mexicanas, de manera que el déficit de

balanza de pagos se acentuó dramáticamente desde 1975, y por el otro lado estimuló la

especulación

174

La diferencia entre la tasa de inflación entre los dos países actuó en el sentido de

aumentar la sobrevaluación del peso con respecto al dólar. Es en este contexto de freno

del crecimiento, acentuación de la inflación, crecimiento de la balanza de pagos y de la

deuda externa, en el que las autoridades monetarias -con el deseo de corregir el

desequilibrio exterior-, abandonan su política de tipo de cambio fijo para dejar el precio

del dólar a las libres fuerzas de la especulación. Presionando fuertemente para que el

peso mexicano se devaluara

III.3.3Las firmas de las cartas de intención con el FMI

Recesión, la especulación y la crisis financiera

La combinación de recesión, inflación y endeudamiento fueron los ingredientes

fundamentales para que se empezara a presentar presiones sobre el
tipo de cambio

(que es la paridad que tiene el peso con relación al dólar). La lógica es la siguiente, al

presentarse la inflación el peso se sobrevalúa, ya que los productos nacionales empiezan

a costar más (en pesos), y como la inflación de los países desarrollados fue menor,

resultaba que manteniendo el tipo de cambio fijo a 12.5 pesos por dólar, era más barato

comprar productos extranjeros que los nacionales. Es decir, la inflación alta provoca que

el tipo de cambio se sobrevalué.

La situación anterior provocó que la recesión se profundizara y que el gobierno

tuviera menos margen de maniobra para enfrentarla, preocupado más por mantener el

tipo de cambio fijo, se inicia así una etapa "especulativa" en la economía nacional. ¿En

que consiste la
especulación? Consiste en que los empresarios ante un ambiente

recesivo abandonan las actividades productivas y se dirigen ahora hacia una actividad

que les deje una utilidad mayor, fundamentalmente en el terreno financiero, como puede

ser comprar dólares esperando una futura devaluación que incrementara sus capitales

considerablemente.

A partir de 1973 salieron del país cada vez más capitales buscando un ambiente

más propicio para su valorización. Esta fuga de capitales se incrementaba, para agosto de

1976 la incapacidad de pago del país medida en términos de la reserva del Banco de

México señalaba saldos negativos, lo que obligó a las autoridades monetarias del país a

dejar " flotando" el tipo de cambio que en términos más comunes implicaba una

devaluación, pasando de 12,50 pesos por dólar a 22.00 pesos en enero de 1977, con este

hecho el
llamado milagro mexicano pasaba a ser parte de la historia de este país.

175

Inmediatamente después de la devaluación de 1976, el gobierno mexicano tenía el

grave problema de solicitar nuevos créditos externo para resolver la pesada deuda pública

que se había acumulado gracias a su déficit fiscal y a la fuga de capitales que la

especulación contra el peso había mermado considerablemente la reserva monetaria del

Banco de México.

Para tener acceso al financiamiento internacional, el gobierno mexicano se vio

obligado a firmar un acuerdo de estabilización por un periodo de tres años con el FMI.

Ahora bien, las políticas de estabilización aconsejadas por este organismo multilateral

encuentran su fundamento en la teoría ortodoxa; sus asesores recomiendan a los países

deudores que, para ajustar el déficit exterior, la devaluación debe ser acompañada de una

política de reducción de la demanda global, de una apertura total del comercio exterior y

del libre movimiento de los precios según las leyes del mercado.

Gracias al descubrimiento de importantes yacimientos petroleros, en el que México se

colocó como la sexta potencia petrolera mundial, el gobierno de José López Portillo pudo

realizar una política económica diferente de la que fue concebida en el acuerdo de

estabilización con el FMI
42. En efecto, el descubrimiento de importantes recursos

petroleros sirvió a México de aval para obtener importantes recursos financieros en los

mercados internacionales de capital, de tal suerte que el país pudo ignorar las

restricciones que el FMI impone a los países deficitarios que le solicitan ayuda.

La economía mexicana había retomado el camino del crecimiento pero los desequilibrios

financieros y monetarios persistían e incluso se acentuaban. La inflación fue

particularmente importante (alrededor de 19% en promedio) y los objetivos del acuerdo de

estabilización no fueron completamente respetados.

La crisis financiera de 1982

El auge de la actividad petrolera aceleró fuertemente el crecimiento del PIB (8.3% en

1980 y 8.1 % en 1981) pero los desequilibrios persisten e incluso se acentúan: una

inflación sin precedentes, crecimiento de los déficit del sector publico, de la cuenta

corriente de la balanza de pagos con un aumento de la deuda externa a un nivel peligroso

de 37 mil millones en 1978 pasó a71 mil millones de dólares en 1981. Para éste año, la

situación se torno complicada, ante los cambios de la política económica implementados

por EU: particularmente la baja de los precios del petróleo y el aumento de las tasas de

42
Hay que destacar que un punto central que el gobierno sí siguió al pie de la letra de la Carta de Intención

del FMI fue la contención salarial, de tal forma que a partir de 1977 el poder adquisitivo de los salarios

iniciará una larga caída que sólo se detendrá hasta finales de la década de los ochenta.

176

interés de los mercados internacionales, lo que hizo más difícil el manejo de las finanzas

públicas del país, ya que con la disminución de los precios petroleros, menos divisas

ingresaban al país y, por el contrario, salían en mayor proporción, ya que el monto de los

intereses de la deuda pública era mayor.

Los siguientes meses a pesar de la austeridad del gobierno en sus gastos, las fugas de

capitales reaparecieron en el escenario nacional, de manera tal que, las divisas fueron

insuficientes para contener los nuevos embates especulativos En Febrero de 1982, el

gobierno se retira del mercado de cambios y el peso vuelve a devaluarse, acontecimiento

que a diferencia de las depreciaciones del peso mexicano previas, no termina con la

inestabilidad financiera, sino que, por el contrario, solamente marca el principio de un año

marcado por la austeridad, una inflación nunca antes vista (casi 100% durante el año de

1982) y de medidas de política monetaria y cambiaria que no lograron estabilizar la

moneda nacional, que pierde valor en ese año en un 375 %.

El gobierno mexicano se vio obligado en Noviembre de 1982 a firmar una nueva “Carta de

Intención” con el FMI, que comprometía al futuro gobierno de Miguel De La Madrid -que

tomaría posesión el 1 de Diciembre de ese año- a aplicar un severo programa de

austeridad para reducir drásticamente el déficit fiscal, también pedía al gobierno mexicano

a impulsar reformas a la constitución para privatizar empresas públicas y abrir la

economía al mercado mundial, a mantener bajos los salarios y a disminuir los gastos

públicos en los terrenos sociales etc., es decir impulsar una política distinta a la que se

había llevado a cabo anteriormente, una
política económica de tipo neoliberal que

será tema de un análisis mas amplio en el siguiente apartado.

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